No sigas las huellas de los antiguos. Busca lo que ellos buscaron. (Haiku de Matsuo Bashoo)

lunes, 7 de octubre de 2013

Clase del 7/10/2013

San Agustín

¡HERMOSA CLASE!!!!! Una hora y pico de ella fue brindada por Ariel, quien ha estudiado Teología y está por ordenarse Diácono... Yo diría que se trató de una clase "de primera mano" acerca de uno de los temas que han inquietado por siempre a la iglesia, y al que nosotros, humildemente, llegamos por un interés en la historia de las ideas y de la educación...
Habló de cosas que a mí no se me habría ocurrido ni leer... sobre las herejías de la época, sobre las causas de la persecución del cristinanismo y las causas de su arraigo, las causas de su eventual aceptación por parte del imperio romano... Al final de esta entrada del blog voy a pegar su documento, que me lo acaba de enviar. Así que... sigan hasta el final, que vendrá el texto ADEMÁS DE... PREGUNTAS QUE SE ME OCURRIERON SOBRE ESTE TEMA PARA EL PARCIAL.

Uno de los puntos más importantes del texto Del Maestro de San Agustín es la teoría de la iluminación, como ese momento que el docente no puede prever pero tiene lugar en un momento determinado, impredecible, pero después de un paciente e insistente diálogo para ayudar al alumno llegar al conocimiento que posee en su interior (para San Agustín esta iluminación tiene que ver con Dios; para otros, puede tener que ver con un mecanismo neurológico, pero que sucede, sucede). Pueden leer sobre esto en la plataforma EVA. Pero a mí se me antoja muy similar a la historia de Helen Keller, en el momento en que ella comprende lo que la maestra quiere hacerle entender: que los signos representan cosas... Les pongo aquí unos fragmentos que tomé de un sitio web (que más abajo cito), donde está parte de la autobiografía de Helen Keller y cartas de la maestra contando la experiencia. Verán que es un poco diferente a lo que conté hoy en clase, porque no lo recordaba exactamente. En lo que insiste la maestra es en el deletreo de muchas palabras, no sólo de la palabra "agua", pero "agua" es la que le permite la "iluminación", como un rayo que cae del cielo, tal como lo piensa San Agustín. Fíjense que incluso Helen Keller habla de una revelación y de un recuerdo de algo olvidado. Esto puede ayudarlos a complementar con un ejemplo el tema de la educación en San Agustín. Veamos.

Helen Keller (1880-1968) 

Annie Mansfield Sullivan (1866- 1936)

La enfermedad destruyó la vista y el oído de Helen Keller cuando ella aún era muy pequeñita, dejándola aislada del mundo. Durante casi cinco años ella creció, como lo describiría mas tarde,''salvaje y desbocada, riendo y cloqueando para expresar placer, pateando, rasguñando, emitiendo los sofocados chillidos del sordomudo para indicar lo opuesto.''
La llegada de Anne Sullivan a la casa de los Keller en Alabama, desde el Instituto Perkins para ciegos de Boston, cambió la vida de Helen. Sullivan había padecido problemas visuales por una infección ocular de la cual nunca se recobró del todo, y llegó a Helen con experiencia, dedicación y amor; a través del sentido del tacto logró establecer contactos con la mente de la niña, y al cabo de tres años le había enseñado a leer y a escribir en Braille. A los dieciséis años, Helen sabía hablar lo suficiente como para asistir a la escuela y a la Universidad. Se graduó con honores en Radcliffe en 1904, y consagró el resto de su vida a ayudar a los ciegos y sordos, como había hecho su maestra. Las dos mujeres siguieron su notable amistad hasta la muerte de Anne.
Helen Keller escribió sobre su encuentro con Anne Mansfield en su autobiografía, "Historia de mi vida" ("The story of my life'')
''El día más importante que recuerdo en toda mi vida es el día que conocí a mi maestra, Anne Mansfield Sullivan. Me maravillo al pensar en los inconmensurables contrastes que había entre las dos vidas que reunió ese encuentro. Era el 3 de marzo de 1887, tres meses antes de que yo cumpliera los siete años.
[...]Percibí pasos que se acercaban.Tendí la mano, suponiendo que era mi madre. Alguien la tomó, y quedé atrapada en los brazos de quien había llegado para revelarme todas las cosas y, sobretodo, para amarme.
Esa mañana, después de llegar, mi maestra me condujo a la habitación y me dio una muñeca. La habían enviado los niños ciegos del Instituto Perkins y la había vestido Laura Bridgman, pero yo solo me enteré de esto más tarde. Cuando yo hube jugado un rato con la muñeca, la señorita Sullivan deletreó lentamente en mi mano la palabra'' muñeca''. Ese juego con los dedos me interesó de inmediato e intenté imitarlo. Cuando al fin logré trazar correctamente las letras, estaba embargada de placer y orgullo infantil. Corrí a la planta baja para buscar a mi madre, alcé la mano y tracé las letras: m-u-ñ-e-c-a. No sabía que estaba deletreando una palabra, ni siquiera que existían las palabras; solo movía las manos en una imitación simiesca. En los días que siguieron aprendí a deletrear inadvertidamente muchas palabras, entre ellas alfiler, sombrero, gorra y algunos verbos como sentarse, levantarse y caminar. Pero necesité varias semanas con mi maestra para comprender que todo tiene un nombre.
Un día, mientras yo jugaba con mi muñeca nueva, la señorita Sullivan me puso en el regazo mi gran muñeca de trapo, deletreé muñeca y trato de hacerme comprender que esa palabra se aplicaba a ambas. Ese día habíamos tenido una riña por las palabras ''t-a-z-a'' y ''a-g-u-a''. La señorita Sullivan habia intentado hacerme comprender que '' t-a-z-a'' era taza y que ''a-g-u-a'' era agua pero yo insistía en confundir las dos. Ella había optado por dejar ese tema por un tiempo, para retomarlo en la primera oportunidad. Me impacienté ante sus reiterados intentos y, tomando la muñeca nueva, la arrojé al suelo. Quedé encantada al sentir los fragmentos de la muñeca rota a mis pies. Mi estallido de cólera no fue seguido por pena ni arrepentimiento.Yo no amaba esa muñeca. En el mundo silencioso y oscuro donde yo vivía no había sentimientos fuertes ni ternura. Noté que mi maestra barría los fragmentos a un costado del hogar, y sentí satisfacción por haber eliminado la causa de mi incomodidad. Ella me trajo el sombrero,y supe que saldría a la cálida luz del sol. Este pensamiento -si una sensación sin palabras se puede llamar pensamiento-me hizo brincar de placer.
Caminamos por el sendero hasta la fuente, atraídas por la fragancia de la madreselva que la cubría. Alguien extraía agua y mi maestra puso mi mano bajo el grifo. Mientras el chorro fresco me empapaba una mano, ella deletreó en la otra la palabra agua, primero despacio, después de prisa. Me quedé en silencio, fijando mi atención en el movimiento de sus dedos. De pronto tuve una borrosa conciencia, como de algo olvidado, el estremecimiento de un pensamiento que regresaba; y de algún modo se me reveló el misterio del lenguaje. Supe entonces que ''a-g-u-a'' significaba esa maravillosa frescura que rozaba la mano.Esa palabra viviente despertó mi alma, le dio luz, esperanza, alegría, la liberó. Aun había barreras, es verdad, pero barreras que podrían eliminarse con el tiempo.
Me fui de la fuente ansiosa de aprender que todo tenía un nombre, y cada nombre engendraba un nuevo pensamiento. Mientras regresábamos a la casa, cada objeto que yo tocaba parecía temblar de vitalidad: era porque lo veía todo con la extraña y nueva visión que me había embargado. Al trasponer la puerta recordé la muñeca que había roto. Fui a tientas hasta el hogar y recogí los trozos. Traté en vano de ensamblarlos. Entonces mis ojos se llenaron de lágrimas, pues comprendí lo que había hecho, y por primera vez sentí arrepentimiento y pesar.
Ese día aprendí muchas palabras y aún recuerdo cuáles eran, madre, padre, hermana y maestra estaban entre ellas, palabras que harían florecer el mundo para mí, ''como el cayado de Aarón con flores''. Habría sido difícil encontrar una niña más feliz que yo cuando me acosté, al final de esa memorable jornada y reviví las alegrías que me había traído, y por primera vez anhelé que llegara un nuevo día.

Anne Mansfield, en sus cartas, describió el milagro que vio suceder en el interior de Helen:


5 de abril de 1887
"Esta mañana debo escribir una líneas porque ha sucedido algo muy importante. Helen ha dado un gran paso en su educación. Ha aprendido que todo tiene un nombre, y que el alfabeto manual es la clave de todo lo que desea saber.
En una carta anterior escribí que Helen había tenido más problemas con taza y leche que con otras palabras. Ella desconocía la palabra beber, pero hacia la pantomima de beber cuando deletreaba taza o leche. Esta mañana, mientras ella lavaba, quiso saber como se decía agua. Cuando quiere saber el nombre de algo, lo señala y me palmea la mano. Yo deletrée y no pensé más en ello hasta después del desayuno. Entonces se me ocurrió que con la ayuda de esta nueva palabra podría solucionar la confusión taza-leche. Fuimos a la fuente, e hice que Helen sostuviera su taza bajo el chorro mientras yo bombeaba. Mientras el agua fresca brotaba, llenando la taza, deletrée ''a-g-u-a'' en la mano libre de Helen. La estrecha cercanía entre la palabra y la sensación del chorro de agua fría en la mano pareció sobresaltarla. Helen soltó la taza y se quedó como transfigurada. Una nueva luz le iluminó el semblante. Deletreó agua varias veces. Luego se arrojó al suelo y me preguntó su nombre y me señaló la bomba y la glorieta, y de pronto se volvió para preguntarme mi nombre. Deletreé maestra. Entonces la niñera trajo a la hermanita de Helen, y Helen deletreó bebé y señaló a la niñera. Durante el regreso a casa estaba muy alborotada, y aprendió el nombre de cada objeto que tocaba, de modo que en pocas horas había añadido treinta palabras nuevas a su vocabulario. He aquí algunas de ellas: abrir, puerta, cerrar, dar, ir, venir y muchas más.
P.D. No terminé mi carta a tiempo para despacharla anoche, así que añadiré una linea. Esta mañana Helen se levantó como una hada radiante. Ha volado de objeto en objeto, preguntando el nombre de todo y besándome de pura satisfacción. Anoche, cuando me acosté, se acurrucó contra mí sin que yo se lo pidiera y me besó por primera vez, y creí que mi corazón estallaría, tan colmado estaba de alegría."
© Apocatastasis: Literatura y Contenidos Seleccionados
¿No es hermosísima la historia? ¿Pueden sentir, como les digo, la similitud entre la iluminación de San Agustín y su experiencia?

Ahora, el texto gentilmente preparado por Fray Ariel Fessia, a quien orgullosamente tenemos como participante del curso:

LA IGLESIA EN LOS PRIMEROS SIGLOS
CONSIDERACIONES INTRODUCTORIAS

El Cristianismo no es una filosofía; el mensaje cristiano o buena nueva, que es lo que significa Evangelio, no tenía como finalidad resolver los problemas planteados por la filosofía, en torno a la verdad, al cosmos o a la felicidad humana; su finalidad era enseñar el camino de la salvación partiendo de la fe o aceptación de la verdad revelada. Sin embargo, ante los ojos de los griegos y romanos paganos, las primitivas comunidades cristianas, se parecían más a las escuelas filosóficas que buscaban la felicidad, que a lo que para ellos significaba la religión.
Los cristianos hablaban de temas filosóficos, aun siendo personas incultas, y este fenómeno produjo extrañeza en unos, principalmente en científicos y filósofos, rechazo y persecución en otros, primero los judíos y después los emperadores romanos que veían en los cristianos una amenaza a su poder político ya que se negaron a dar culto al emperador y aceptación de la nueva doctrina, llegando hasta el martirio, de aquellos que se convertían.
Las principales afirmaciones de carácter filosófico que impactaron a la filosofía grecorromana fueron:
·        La creación divina del mundo o universo de la nada; la nada no tenía relevancia en el pensamiento científico, y la eternidad de la materia era un supuesto básico.
·        La idea de providencia divina y progreso social, el tiempo es un progreso lineal, una línea recta y no un eterno retorno.
·        La afirmación de la libertad humana y su responsabilidad moral, social y política.
·        La dignidad de la persona humana como hijo de Dios, noción en parte diseñada en el cosmopolitismo de los estoicos.
·        El problema del mal en el mundo.
Los primeros cristianos no eran filósofos, sólo daban testimonio de su fe con el martirio, es decir dando muestras de su conversión incluso hasta la muerte, como se observa en las Actas de los mártires y en las crueles persecuciones a las que fueron sometidos

Preparación para el cristianismo en el paganismo y en el judaísmo

Ventajas para la Iglesia naciente en la cultura griega:

Dotada de fuerte tendencia a la filosofía, que contenía aportaciones que podían conducir al cristianismo:

·        identificación de la idea suprema de Bien con Dios (Platón);
·        la idea del primer motor inmóvil y la idea del espíritu absoluto autoconsciente (Aristóteles);
·        una orientación hacia la interioridad con muchos puntos de contacto con la ética cristiana; (Plotino- neo platonico)

·        Las extensas y profundas críticas de los griegos cultos dirigidas a los antiguos dioses griegos.

·        La fuerza especulativa del genio griego, que hizo posible la elaboración de una teología sobre la base de un soporte filosófico (“logoj”).

·        Toda la parte oriental del IR tenía como lengua común el koiné griego.

Desventajas para la Iglesia naciente en la cultura griega:

·        Los filósofos griegos que criticarán la nueva religión.

·        Dentro de la Iglesia surgirán herejías al momento de explicar los misterios de la fe.

Ventajas en el ámbito romano:

·        Una tolerancia religiosa general que se hace extensiva para el judaísmo.

·        Un ambiente de seguridad y de paz.

Desventajas en el ámbito romano: el doble peligro de la mentalidad práctica romana:

·        La enemistad romana con los judíos al imponer a éstos la condición de dar culto al emperador;

·        La negativa de los cristianos a dar culto al emperador origina una mala opinión de ellos. Esto eventualmente dará inicio a las persecuciones.

Ventajas del judaísmo:

·        El cristianismo viene a dar cumplimiento a la ley mosaica (la continuidad vital entre sinagoga y la Iglesia);

·        Había quienes vivían una recuperación del sentido religioso mesiánico judío; las colonias judías dispersas en el IR, que tenían una mentalidad más abierta, favorecerán más la expansión del mensaje universal de Cristo, el cual no era sólo para el pueblo judío.

Desventajas:

·         En su mayoría, los judíos no entienden el mensaje de Jesús al no entender el mensaje de universalidad de salvación; la crucifixión de Jesús era un escándalo para los judíos; el cristianismo va a heredar la mala fama de los judíos

Después de hacer una presentación muy por arriba de las ventajas y desventajas de este movimiento naciente nos disponemos a desarrollar algunos rasgos de los primeros siglos de la Iglesia, a los cuales los podemos periodizar de la siguiente manera.

Edad Antigua (1-750)

Iglesia en el Imperio pagano (1-313)
Iglesia en el Imperio cristiano (313-590)
Iglesia en los nuevos Estados europeos y en el Imperio Bizantino (590-750)
 Lo que nos  interesa en nuestro presentación son los dos primeros postulados, el primero porque marca el nacimiento del cristianismo y el segundo por la figura en la Iglesia occidental del pensamiento agustiniano.

Iglesia en el Imperio pagano 

Acontecimientos más decisivos en este período:

·        Conquista y destrucción de Jerusalén por los romanos (año 70): significó la desaparición de los dos adversarios más peligrosos de la Iglesia naciente: el Judaísmo oficial y el Cristianismo judaizante herético.

·        Hasta aprox el año 150, la figura histórica de Jesús actuó de un modo inmediato en las comunidades cristianas a través de discípulos directos de los Apóstoles.  A partir de la segunda mitad del s.II la unión con Jesús se hace cada vez más mediata.

·        En consecuencia, hubo necesidad y preocupación en la Iglesia por establecer de modo definitivo e inmutable la doctrina de Jesús, mediante la fijación del Canon.

·        La Iglesia experimentó un cambio de horizontes pasando del particularismo nacionalista judaico al  universalismo grecorromano, por obra de San Pablo principalmente.

·        La expansión del Cristianismo recibe un duro golpe con las persecuciones del Imperio Romano (IR), que condicionaron la vida interna y externa de la Iglesia durante los tres primeros siglos.

·        Aun así, la Iglesia fue capaz de crear una literatura cristiana en griego, en latín, y otros idiomas.

·        Lo más decisivo: en este primer período se forja en todo su esplendor el ideal de santidad cristiana: la entrega incondicional a Cristo que alcanzaba su culmen en la confesión de la fe mediante el derramamiento de la propia sangre.

·        Concluye esta etapa con el Edicto de Milán (313) que concedió la libertad religiosa al Cristianismo
  

De todos estos acontecimientos nos limitaremos a presentar solo 2, la persecución a los cristianos, y el edicto de Milán.

Causas que llevaron a la persecución

Muchos romanos llegaron a considerar el cristianismo peligroso para el orden del estado romano. Estas opiniones a menudo se basaron en interpretaciones erróneas. Por ejemplo, la práctica de la cena del Señor dio origen a rumores de que los cristianos practicaban crímenes horrendos, como el asesinato ritual de niños. Si bien sabemos que esos rumores eran falsos, ciertos romanos los creyeron y los manipularon en tiempos de crisis para incitar al pueblo contra los cristianos. Es más, como los cristianos llevaban a cabo sus reuniones en secreto y parecían estar en comunicación con cristianos localizados en otras áreas, el gobierno podía juzgarlos potencialmente peligrosos para el estado.
Algunos romanos pensaron que los cristianos eran excluyentes en exceso y, por lo tanto, nocivos para la comunidad y el orden público. Los cristianos no aceptaban a otros dioses y, en consecuencia, se abstenían de asistir a los festivales públicos que honraban a esas deidades.
Por último, los cristianos se rehusaban a participar en la adoración de los dioses del estado y en el culto imperial. Dado que los romanos consideraban estas ceremonias importantes para el estado, el rechazo de los cristianos ponía en peligro la seguridad del estado y en consecuencia, constituía un acto de traición, punible con la muerte.
También constituía una prueba de ateísmo (no creer en los dioses) y estaba sujeto a castigo bajo estos cargos. Sin embargo, para los cristianos —quienes creían que únicamente había un solo y verdadero Dios— la adoración de los dioses del estado y de los emperadores era idolatría, lo cual pondría en peligro su propia salvación.

 Principales persecuciones:

Nerón (64 al 68), se acusó a los cristianos del incendio de Roma. Murieron Pedro y Pablo. Domiciano (81-96) y Trajano (98-117) prolongan la persecución de Nerón. Muere Clemente Romano. Tras un período de paz, el edicto de Septimio Severo (202) prohíbe con grandes penas la extensión del cristianismo. Decio (249-251) exigió a todos los habitantes certificados de haber sacrificado a los dioses.

La última gran persecución la ordenó Diocleciano, al comienzo del siglo cuarto, pero era ya demasiado tarde. El cristianismo se había fortalecido mucho, como para ser erradicado por la fuerza. La mayoría de los paganos había aceptado la existencia del cristianismo.
En el siglo IV, el cristianismo prosperó como nunca antes. El emperador Constantino desempeño una función importante en el cristianismo, al que apoyo aparentemente desde el 312, cuando su ejército debía librar una batalla crucial contra Majencio en el puente Milvio, que cruzaba el río Tiber al norte de Roma.
De acuerdo con una historia tradicional, al entrar en una batalla decisiva tuvo la visión de una cruz cristiana con la leyenda: “Con este signo, vencerás”. La tradición prosigue que habiendo ganado la batalla, Constantino se convenció del poder del Dios cristiano. A pesar de que no fue bautizado sino hasta el final de su vida, en el año 313 promulgó el famoso Edicto de Milán, por el que oficialmente se toleraba la existencia del cristianismo.
Después de Constantino, los emperadores fueron cristianos, con excepción de Juliano (360-363), quien trató brevemente de restaurar la religión politeísta greco-romana tradicional. Sin embargo, él murió en una batalla y su gobierno fue demasiado corto como para causar algún efecto.
Bajo Teodosio, “el Grande” (378-395), el cristianismo fue declarado la religión oficial del Imperio Romano. Una vez en poder del control, los líderes cristianos utilizaron su influencia para proscribir las prácticas religiosas paganas. El cristianismo había triunfado.
Las persecuciones duraron intermitentemente hasta el año 313, fecha del edicto de Milán del emperador Constantino, que concedía la libertad de culto a la Iglesia.

  La Iglesia en el Imperio Romano cristiano (313-590)

Desde el Edicto de Milán (313) hasta el comienzo del pontificado de San Gregorio Magno (590)

  La Iglesia en el siglo IV

Caracterización general de la época

Acontecimientos políticos:

·        Paso del Principado al Dominado con el emperador Diocleciano (comienzos s. IV).  Por un lado, divide el IR en cuatro prefecturas: Oriente (la más grande), Ilírico, Italia, Galias.  Por otro, divide todo el IR en dos partes: Oriente y Occidente.  Al morir Teodosio I (final s. IV), queda definitivamente dividido en dos el IR.

·        Invasión de los bárbaros en Occidente: pueblos germanos llegan a Occidente y deponen al emperador Rómulo Augusto, acabando con el IR occidental en el 476. Roma adquiere menos importancia, Constantinopla (o Bizancio) pasa a ser más importante. (El IR oriental durará hasta el año 1453 con la toma de Constantinopla por parte de los turcos). El IR occidental es restaurado por Carlomagno, coronado emperador por el Papa León III, en el año 800.

Acontecimientos sociales:

·        Economía rural y latifundista.

·        Cristianización de la sociedad. Teodosio I declara el cristianismo religión oficial del IR. Esto lleva consigo: cristianización no sólo de las ciudades sino también de los campos; cristianización de las instituciones civiles; cristianización de las leyes.

Surge una nueva cultura a partir de tres elementos: la cultura grecorromana; el cristianismo; la mentalidad germánica. 

Acontecimientos eclesiásticos:

Desarrollo doctrinal:

·        ss.III y IV: esplendor patrístico.
·        Ocurren las grandes herejías: ayudan a profundizar en los dogmas.
·        La Iglesia se ve a sí misma como una “communio” (koinoni/a) donde se vive el “consensus” entre los obispos para defender la doctrina contra las herejías. Se vive la “pietas” (eu)se/beia): la posesión de la buena doctrina; ésta se transmite por la “hereditas”, transmitiendo la fe en su integridad “integritas”.

Impetu misionero: cristianización de los pueblos germánicos.

Desarrollo institucional:

·        Los Concilios Ecuménicos: nueva forma de vivir la unidad, la “communio”.
·        La geografía eclesiástica: diócesis, patriarcados, etc.

·        Nacimiento del monacato como parte de la espiritualidad de la época.

Como consecuencia de la libertad de la Iglesia se desarrolla su doctrina, el culto y las obras de caridad. Del siglo III al VIII los Padres de la Iglesia desarrollan una amplia literatura teológica:

Al conjunto de pensadores cristianos cuya reflexión se sitúa entre los siglos II y V, - época de San Agustín - se les denomina Padres de la Iglesia
Se pueden dividir en dos grandes grupos:
a) Los Padres apologistas, cuya objetivo era precisamente la defensa de la fe (apología significa defensa), de los ataques de la filosofía pagana, destacan entre ellos, Arístides, San Justino, San Juan Crisóstomo (boca de oro) y Atenágoras. Dentro de los apologistas, merecen especial mención, Lactancio y Tertuliano por su postura contraria a la filosofía. La fe tiene aspectos contradictorios como el misterio de la Trinidad que deben ser aceptados sin reflexión, parece que fue suya la afirmación credo quia absurdum (creo precisamente porque es absurdo). La obra más importante de Tertuliano es el Apologético.
b) La escuela de Alejandría, ciudad foco de la cultura antigua, donde se había desarrollado el pensamiento judío con la eminente figura de Filón, y también la ciudad donde surgió con fuerza la corriente neoplatónica, y brotó la herejía cristiana de los gnósticos. En este hervidero de ciencia, mística y filosofía, nace una escuela cristiana dedicada a la catequesis, es decir a la enseñanza de las verdades cristianas a los paganos.
Los filósofos más importantes de esta escuela son San Clemente con su obra Strómata (tapices) y su discípulo Orígenes.
En ambos filósofos se encuentra la idea principal de aceptar muchas aportaciones de la filosofía antigua para explicar la fe; en general se aprovecha mucho de Platón y de los estoicos, poco de Aristóteles y es rechazado el epicureismo por su materialismo.
Orígenes tuvo muchos seguidores como: San Gregorio Nacianceno, San Gregorio de Nisa, San Basilio el grande, y el Pseudo – Dionisio, llamado así por la creencia de que se trataba del mismo Dionisio que había convertido San Pablo en su discurso en el Areópago.
La crítica posterior ha mostrado que en realidad se trata de un filósofo neoplatónico. El pensamiento de Orígenes fue muy apreciado en la filosofía escolástica medieval, especialmente en Scoto Erígena del siglo IX.

Herejías y Concilios de la edad antigua:

Por querer explicar los misterios de Dios surgieron las herejías. En concreto por querer explicar cómo Jesucristo es verdadero hombre y verdadero Dios. Los concilios son la respuesta a esas herejías, que definen la doctrina sobre la Santísima Trinidad, la Persona de Jesús y sobre la Virgen María. El primer concilio fue el de Jerusalén (Hchs 15), donde se decidió abrir la Iglesia a los gentiles. Las principales herejías son las siguientes:

a.       El Arrianismo. Arrio decía que Jesús no era verdadero Dios. El concilio de Nicea (325) dijo que Jesús es igual que el Padre.

b.       El Nestorianismo. Nestorio enseña que en Jesucristo hay dos personas. La Virgen es Madre sólo de la persona humana. El concilio de Efeso (431) definió que en Jesucristo existen dos naturalezas y una persona. La Virgen es verdadera Madre de Dios.

c.        El Monofisismo. Eutiques en contra de Nestorio se va al extremo contrario. Enseña que en Jesús hay una sola naturaleza divina. El concilio de Calcedonia (451) dice que en Jesús se dan dos naturalezas y una persona.


San Agustín

San Agustín nació en Tagaste, en la provincia de Numidia, en el África romana, el 13 de noviembre del año 354. Era hijo de Patricio, un pagano que después fue catecúmeno, y de Mónica, cristiana fervorosa. El muchacho, de agudísima inteligencia, recibió una buena educación, aunque no siempre fue un estudiante ejemplar. En cualquier caso, estudió bien la gramática, primero en su ciudad natal y después en Madaura y, a partir del año 370, retórica en Cartago, capital del África romana: llegó a dominar perfectamente el latín, pero no alcanzó el mismo dominio en griego, ni aprendió el púnico, la lengua de sus paisanos.

Precisamente en Cartago san Agustín leyó por primera vez el Hortensius, obra de Cicerón que después se perdió y que se sitúa en el inicio de su camino hacia la conversión. Ese texto ciceroniano despertó en él el amor por la sabiduría, como escribirá, siendo ya obispo, en las Confesiones: «Aquel libro cambió mis aficiones» hasta el punto de que «de repente me pareció vil toda vana esperanza, y con increíble ardor de corazón deseaba la inmortalidad de la sabiduría» (III, 4, 7).

San Agustín buscó apasionadamente la verdad: lo hizo desde el inicio y después durante toda su vida. La primera etapa en su camino de conversión se realizó precisamente en el acercamiento progresivo al cristianismo. En realidad, había recibido de su madre, santa Mónica, a la que siempre estuvo muy unido, una educación cristiana y, a pesar de que en su juventud había llevado una vida desordenada, siempre sintió una profunda atracción por Cristo, habiendo bebido con la leche materna, como él mismo subraya (cf. Confesiones, III, 4, 8), el amor al nombre del Señor.

Pero también la filosofía, sobre todo la platónica, había contribuido a acercarlo más a Cristo, manifestándole la existencia del Logos, la razón creadora. Los libros de los filósofos le indicaban que existe la razón, de la que procede todo el mundo, pero no le decían cómo alcanzar este Logos, que parecía tan lejano. Sólo la lectura de las cartas de san Pablo, en la fe de la Iglesia católica, le reveló plenamente la verdad. San Agustín sintetizó esta experiencia en una de las páginas más famosas de las Confesiones: cuenta que, en el tormento de sus reflexiones, habiéndose retirado a un jardín, escuchó de repente una voz infantil que repetía una cantilena que nunca antes había escuchado: «tolle, lege; tolle, lege», «toma, lee; toma, lee» (VIII, 12, 29). Entonces se acordó de la conversión de san Antonio, padre del monaquismo, y solícitamente volvió a tomar el códice de san Pablo que poco antes tenía en sus manos: lo abrió y la mirada se fijó en el pasaje de la carta a los Romanos donde el Apóstol exhorta a abandonar las obras de la carne y a revestirse de Cristo (Rm 13, 13-14).

De niño había aprendido de su madre, santa Mónica, la fe católica. Pero siendo adolescente había abandonado esta fe porque ya no lograba ver su racionalidad y no quería una religión que no fuera también para él expresión de la razón, es decir, de la verdad. Su sed de verdad era radical y lo llevó a alejarse de la fe católica. Pero era tan radical que no podía contentarse con filosofías que no llegaran a la verdad misma, que no llegaran hasta Dios. Y a un Dios que no fuera sólo una hipótesis cosmológica última, sino que fuera el verdadero Dios, el Dios que da la vida y que entra en nuestra misma vida. De este modo, todo el itinerario intelectual y espiritual de san Agustín constituye un modelo válido también hoy en la relación entre fe y razón, tema no sólo para hombres creyentes, sino también para todo hombre que busca la verdad, tema central para el equilibrio y el destino de todo ser humano.

Estas dos dimensiones, fe y razón, no deben separarse ni contraponerse, sino que deben estar siempre unidas. Como escribió san Agustín tras su conversión, fe y razón son «las dos fuerzas que nos llevan a conocer» (Contra academicos, III, 20, 43). A este respecto, son justamente célebres sus dos fórmulas (cf. Sermones, 43, 9) con las que expresa esta síntesis coherente entre fe y razón: crede ut intelligas («cree para comprender») —creer abre el camino para cruzar la puerta de la verdad—, pero también y de manera inseparable, intellige ut credas («comprende para creer»), escruta la verdad para poder encontrar a Dios y creer.
Los últimos años de San Agustín vivieron el remolino que ocasionó la invasión vándala del norte de África. El conde Bonifacio, antiguo general imperial de África, había incitado a Genserico, rey de los vándalos, para que invadiese las ricas provincias africanas. Los vándalos desembarcaron en África en el mes de mayo del año 428 y todos los relatos de la época hablan del terror y la desolación que cundieron con su avance. Ciudades florecientes quedaron en ruinas, las casa de campo fueron saqueadas y los habitantes asesinados o bien capturados como esclavos o huyeron a la desbandada. En las iglesias cesó el culto, ya que la mayoría de ellas fue incendiada. La mayor parte del clero que escapó de la muerte fue despojado y reducido a vivir de caridad. De todas las iglesias que existían en el Norte de África apenas si quedaron más que las de Cartago, Hipona y Cirta, ciudades que eran demasiado fuertes para que los vándalos las acometieran al principio.
  A fines del mes de mayo de 430 los vándalos se presentaron delante de Hipona, la ciudad más fortificada de la región, y establecieron un sitio que duró 14 meses. Aquel primer verano Agustín cayó enfermo con fiebre y supo que aquella enfermedad sería fatal. Su mente fue lúcida hasta el final y el 28 de agosto del año 430, a la edad de 76 años, San Agustín muere, después de 40 años en servicio de la iglesia.
En base a estas cosas que hoy hablamos en relación a este tema preparado por Ariel, volví a casa pensando cómo aprovechar, si este tema les interesó según lo presentó él, este trabajo en la evaluación, pero sin que perjudique a quienes no estuvieron presentes. 
Entonces se me ocurrió hacer una pregunta sobre cristianismo y San Agustín, con opción dentro de la misma pregunta. Algo así como: "Desarrolle los principales puntos de las ideas educativas de San Agustín en el Del Maestro; O explique la vida y obra de San Agustín en relación a la época en que éste se emplaza". No lo tengo pensado muy claramente, pero verán que ambas preguntas tratan sobre el mismo tema y dan la chance, en el segundo punto, de hablar, por ejemplo, de la necesidad del cristianismo de fundamentar los Evangelios, y luchar contra las herejías mencionadas por Ariel. Trabajaré en redactarlas mejor, pero esta forma de preguntas obliga a hablar del autor, pero sin hacerlo necesariamente de un punto que no les atraiga; pueden elegir. ¿Qué les parece?
 
Para terminar, LES RECUERDO QUE EL MIÉRCOLES NO HAY CLASE, DEBIDO A LAS JORNADAS DE FACULTAD. Pueden mirar el programa pinchando aquí
 
Nos volvemos a ver el lunes ya entrando en la Alta Edad Media.
Saludos!